Desde niño aprendí a ser un individuo con suerte, escogí al destino como mi maestro y consejero, tratando en lo posible de refutar todas sus decisiones para con mi vida. Esto me convirtió en un selector de destinos, me volví enigmático,  transparente y dinámico, la vida se postro a mis pies, y yo le devolví el gesto a su tiempo.

Es incoherente ver todavía, después de tantos ejemplos en vida a gente convencida, de que en todos los momentos presentes, coexiste una premeditada decisión del futuro, del que derivan los problemas y sus soluciones en forma libre y espontánea, en el que somos simples objetos de acatamiento y en el que nuestra  participación se reduce a ser burdas marionetas limitadas a lo consignado. Ante esto, es pertinente el preguntar: Si lo que sucede, sucede por que sucede, entonces ¿como es que algo sucede cuando lo equivalente no sucede?

Atienda a esto: Si tengo un horario de trabajo, y he decido no respetarlo, ¿que es lo acontecerá?, pasará  que me despedirán ¡cierto!  Es claro que este resultado no es fruto de lo espontáneo, es premeditado, por tanto al pensar en una condición especial, que funcione como un “si” para este momento y  como un “no” para mas tarde es mas que inadmisible, pues  no estaremos  actuado inconcientemente, simplemente actuamos convenientemente.

¿Qué tanto deseas el cáncer… …divorciarte… un accidente… una amante… otro trabajo?  El deseo por cada cosa se suma a favor de lo que decidas concientemente,  esta posición sufre a su vez un cambio, te permite ver aquello que esta oculto en todas las circunstancias, es hay donde reside el secreto de éxito, pues al conocer lo que no se ve, y al juntarlo de nuevo con tu acción deliberada, creas oportunidades, y con ellas atraes la Buena suerte,  eres tu quien escoge el futuro, si no resulta siempre podrás volver a ser lo que eras antes, y en eso, tu eres el mandamás.