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Author: William
•11:27
Dentro de un mes cumpliré 6 años de haber quebrado por tercera ocasión. Indudablemente, otra oportunidad única para aprender de mis errores, y de cómo funcionan los negocios en reacción a los diferentes estímulos del medio que lo rodean.

Algo que jamás olvidare de esta educativa experiencia, fue el poder reconocer que todo ser humano independientemente de si es inteligente o astuto, tiene la capacidad de avizorar a más de un kilómetro de distancia, cuando se encuentra realmente frente a un mal negocio.

En este caso, el mal negocio vestía con frecuencia pantaloncillos cortos, medias de vestir, mocasines de cuero café y camisas floreadas que lucia con el torso descubierto. De forma habitual se movía en uno de sus cinco carros del año, y las reuniones las hacíamos en una de las casas de verano en la playa. Mi hasta entonces pésimo sentido común, no fue lo suficientemente persuasivo, como para poder detenerme y evitar así que yo cometiera una verdadera catástrofe financiera.

Y aunque negocios son negocios, no es lo mismo comprar un terreno por aquí y venderlo con mucha suerte y astucia por allá, que planificar y desarrollar un estructurado esquema de ventas y producción de alguna manufactura o producto.

Pues bien, ni todos los conocimientos técnicos, ni los estudios y experiencia administrativa que había adquirido me sirvieron para evitar lo inevitable, después de casi 12 meses de lucha incesante y luego de haber conseguido muy buenos contratos, MI SOCIO se convirtió, en el peor negocio de mi vida.

Creyéndose un ser súper dotado en el mundo de los oficios comerciales, derivado de la acción que en alguna ocasión de su vida, lo llevo a transformar la compra de un lote de terreno de 10.000 US Dólares en 500.000 US Dólares, aquel individuo dueño del 70% de las acciones de la compañía, decidió a su manera, dirigir la compañía, y reinvertir la utilidad que la actividad según sus propio cálculos generaría. Entonces solicito un préstamo a una institución bancaria y lo utilizo increíblemente en gastos personales y lujos innecesarios.

Bastaron 60 días para liquidar de raíz la creciente y prospera compañía, las demandas internacionales no se hicieron esperar, mientras que los contratos seguían venciéndose y exigiendo primas por incumplimientos, así como desprestigiando mi nombre y mi gestión.

Mientras yo lo perdía todo, EL MAL NEGOCIO, salía bien librado, haciendo ejecutar las hipotecas de terrenos sobrevalorados y en desvalorización constante por construcciones de camales vecinos y otros negocios de dudosa salubridad.


En fin, la elección de un buen socio, o mal socio, puede ser determinante en sus aspiraciones comerciales – empresariales, por tanto les hago un par de sugerencias muy practicas.

1. Si es usted un emprendedor que se vende así mismo como socio industrial, no acepte las propuestas que promueven un trueque de elementos desnivelados, pues lo más probable es que contra la entrega del dinero del proyecto, le exijan a cambio el control de dinero producido y el poder sobre las decisiones claves. Con todo esto a favor de sus socios, usted se convierte en un mero espectador de la obra que con esmero hizo realidad, y que seguramente en un breve periodo de tiempo, será sacada del mapa y quedara en el olvido.
2. Acepte al contrario posiciones de inversión libres, es decir, personas que después de haber analizado sus proyectos, estan de acuerdo en entregar el dinero suficiente, contra resultados, o sea contra utilidades al año y punto. Aunque este tipo de inversionista es el más difícil de encontrar, es a donde usted debe apuntar, con perseverancia y un buen plan de trabajo, el tiempo transcurrirá, y ocurrirá que primero lo encontraran a usted, antes de que usted los encuentre a ello. Entrene su habilidad de simplicidad, esto es la capacidad para dejar de ser inteligente, y poder aceptar la oportunidad cuando viene disfrazada de fracaso.

Revise mis próximos post sobre negocios tradicionales, no tradicionales, y como invertir en bolsa.

Hasta tanto

Saludos cordiales,

William.